lunes, 2 de febrero de 2009

Concepciones de Aprendizaje

¿Qué concepciones de aprendizaje nos parecen congruentes con el enfoque por competencias y por qué?

Si entendemos que una competencia es el producto de la interacción dialéctica y permanente entre la reflexión y la acción, entendiéndose por reflexión la posibilidad de análisis, conceptualización, sistematización, procesamiento, teorización, inferencia, etc., y la acción como la posibilidad de desempeño, de hacer, de actuar, de ejecutar. Podrá ser mejor entendida desde una perspectiva de la complejidad, la flexibilidad, la integración y la totalidad.

Al revisar el esquema de Pere Marqués observamos que:
Desde la perspectiva conductista con la cual fuimos educados la mayoría de los maestros, con contenidos muy estructurados y secuenciados, se precisa un aprendizaje memorístico, actualmente se enfrenta a la Teoría del procesamiento de la información donde el conocimiento se organiza en forma de redes, la información podrá ser recuperada cuando sea necesario; El aprendizaje por descubrimiento en donde es de gran importancia la actividad directa de los estudiantes sobre la realidad; El aprendizaje significativo en donde el profesor estructura los contenidos , las actividades a realizar y la relación de nuevos conocimientos con los saberes previos, que tengan interés, que sean útiles; Psicología cognitivista pone énfasis en las circunstancias que rodean los actos didácticos que el profesor procurará que favorezcan al máximo los aprendizajes;
Todas ellas importantes para alcanzar estos logros, sin embargo; El constructivismo que implica trasformar el conocimiento a través del pensamiento activo y original del aprendiz, implica la resolución de problemas y construir a partir de los errores. Junto con el Socio-constructivismo que destaca que todo aprendizaje tiene lugar en un contexto en el que los participantes negocian los significados e integran sus planteamientos, el aula debe ser un campo de interacción de ideas, representaciones y valores. Son las dos posturas que satisfacen la reflexión y la acción.

Además si el trabajo de los docentes consiste en darse cuenta del potencial que presenta para promover el aprendizaje autónomo y responsable, es preciso algo más. No consiste ni en una huida de la incertidumbre ni en hacerla propia. Más bien se trata de la necesidad de un modo de trabajar que reconozca la posibilidad de distinguir entre diversas áreas de práctica curricular en las que es adecuado trabajar con reglas o ejercer el juicio y aquellas áreas en que intereses ocultos a favor de la dominación hacen que las del último tipo incluyan en el primero. Ese modo de trabajar constituye una forma de praxis emancipadora, Grundy (1998).

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